jueves, 7 de septiembre de 2017

Emmanuel, hijo de Clara Rojas, le entregó al Papa la paloma de la paz

La congresista, quien fue secuestrada por las Farc en el 2002, tuvo a su hijo en cautiverio.

Una paloma blanca decorada con orquídeas fue el primer presente que recibió el papa Francisco tras aterrizar en la base militar de Catam, en Bogotá.

Un niño de 13 años que nació en medio de la selva, bajo condiciones extremas y cuya madre se encontraba secuestrada por las Farc, fue quien tuvo el honor de entregarle al pontífice el símbolo de la paz. Es Emmanuel, hijo de la hoy congresista Clara Rojas. 
“La paloma significa paz en Colombia, y nosotros le queremos dar nuestra paz a Dios y como ofrenda al Papa”, contó después Emmanuel sobre esos segundos largos en los que estuvo al frente de Francisco. El Papa lo saludó con un emotivo “¡Hola!” y le estrechó la mano. Y también le dio un regalo: un rosario en un estuche verde, que le entregó recomendándole que orara por él y por la paz.

El presidente Juan Manuel Santos y la primera dama, María Clemencia Rodríguez, le hablaron brevemente al pontífice sobre la historia del niño que volvió del secuestro. El saludo fue un claro mensaje de que las víctimas de la guerra iban a estar en el centro de la agenda de la tercera visita de un papa a Colombia. 

Emmanuel ya tiene 13 años, y han pasado más de nueve desde que el país supo de su existencia y de su azaroso regreso a la libertad. Clara Rojas, su madre, fue secuestrada en el 2003 junto con Ingrid Betancourt, y, poco después del nacimiento, la guerrilla decidió separarla del bebé.

Su santidad al parecer lo recibió muy bien, y creo que fue un momento especial para todos

Clara Rojas le dijo este miércoles a EL TIEMPO que el niño fue invitado por el despacho de la primera dama para recibir al Papa. “Esperamos que sea un mensaje de paz y reconciliación para todos los colombianos. Su santidad al parecer lo recibió muy bien, y creo que fue un momento especial para todos”, señaló la congresista.

El Papa tomó la paloma, hecha a mano y que no mide más de diez centímetros, y la levantó brevemente. La elaboró la artista Ana González Rojas, arquitecta, escultora y pintora, y con ella quiso representar la fragilidad de la paz, pero también la decisión de echarse a volar. 

La historia de Emmanuel, cuyo nombre significa ‘Dios entre nosotros’, representa bien esa travesía que hoy hace el país entero. El niño nació en 2004 en plena selva y logró sobrevivir a un accidentado trabajo de parto que se prolongó por 36 horas y terminó en cesárea. La guerrilla lo entregó a un campesino de Caquetá, pero, ante su compleja situación médica, terminó en un hogar de Bienestar Familiar en Bogotá, aunque los jefes de las Farc creían que aún estaba en su poder. 

Hoy, su nombre le recuerda al país que la vida se impone sobre las más difíciles condiciones.

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